Fueron apenas cincuenta días pero suficientes para marcar el curso de la historia. Al final, el autoritarismo se cargó a parte de una generación que supo crear un Estado de la nada y sentar las bases de una sociedad democrática a comienzos del siglo pasado.
El levantamiento popular de febrero de 1921, que en armenio pasó a la historia como Փետրուարեան ապստամբութիւն, de alguna manera marcó un punto de inflexión en el devenir de los hechos del siglo XX en el Cáucaso.
El conflicto en Armenia
Aunque fue breve en duración -apenas 50 días- la rebelión de la población armenia frente al nuevo poder soviético, instalado en Armenia en diciembre de 1920, definió el perfil de los bandos ideológicos de una pulseada que se afincó en Armenia y en la diáspora por siete décadas.
Por un lado, el Tashnagtsutiún, con 30 años de acción política a favor de las clases populares y seguidor del ideario nacionalista e independentista, pero además con dos años y medio de gobierno a cuestas, signado por sucesivas guerras, hambruna y falta de recursos para mejorar la situación de la población.
Por el otro, los seguidores de la revolución bolchevique liderada en Rusia por Lenín, que buscaba ampliar horizontes hacia el sur, con una matriz ideológica forjada en la lucha de clases, la dictadura del proletariado y el rechazo, e incluso el odio, a todo lo que consideraba burgués.
También te puede interesarHamazkaín celebra el Centenario de ArmeniaEl desenlace
Tras casi dos meses de fuertes enfrentamientos en las calles de Armenia, la rebelión fue sofocada por las fuerzas soviéticas en abril de 1921, arrojando como principal resultado la desaparición de la escena política de la dirigencia que había sido capaz de alumbrar el anhelado sueño de la independencia menos de tres años antes.
Los cambios políticos
La República Socialista Soviética de Armenia (RSSA), en tanto, aglutinó a una nueva dirigencia, más interesada en la lucha de clases y en defender los valores de la revolución socialista que en la defensa de la identidad nacional, la autodeterminación y el respeto a las tradiciones e idiosincracia de los armenios.
Consecuencias regionales
A nivel de la hegemonía regional, quedó de manifiesto la alianza entre el poder bolchevique y la Turquía kemalista. Fue un juego de intereses que se plasmó en acuerdos entre ambos países, que invariablemente tuvieron a Armenia como convidado de piedra.
También te puede interesarBusto de Armén Garó, primer embajador de Armenia en EE.UU., reveladoNo sólo no se escuchó su voz ni se respetaron sus intereses, sino que el reparto del poder a escala regional se hizo a expensas de pérdidas territoriales de Armenia, con el consentimiento de los líderes rusos y el apoyo tácito, que derivó en silencio cómplice, de los comunistas armenios. A partir del 2 de abril de 1921, cuando las tropas soviéticas sofocaron el levantamiento, ya nada fue igual para el pueblo armenio.
La represión y resistencia
Desde el primer momento quedó claro que la entrada de las tropas soviéticas a Armenia, a partir del 29 de noviembre de 1920, llevaban la marca en el orillo del autoritarismo y el accionar violento contra aquellos a los que consideraban opositores.
Una de las primeras medidas fue encarcelar a los principales dirigentes del gobierno anterior, incluyendo figuras destacadas como Hovannés Kachaznuní, Tovmás Nazarbekyan, Movsés Siikyan y Hovannés Hajverdyan.
Mientras tanto, comenzaron las ejecuciones de líderes fedaí armenios, como Hamazasp Srvantsyan y Nicolay Ghorghanyan. La represión se extendió incluso a mujeres como Ellen Buzand, quien sufrió la detención y las duras condiciones carcelarias por parte del poder bolchevique.
El Tratado de Moscú
Mientras tanto, el 16 de marzo de 1921 la Federación Socialista Soviética Rusa (FSSR), liderada por Lenín y la Asamblea Nacional de Turquía, encabezada por Mustafá Kemal “Ataturk”, firmaron en Moscú el Tratado de Amistad y Hermandad Turco-Soviético, fijando nuevas fronteras y acuerdos que afectaron a Armenia.
Así, quedó trunco, en los papeles, el Tratado de Sevres, firmado en agosto de 1920, que establecía una Armenia de 160.000 km2 y salida al Mar Negro a través del puerto de Trabizón. El Tratado de Moscú fue perfeccionado luego, por el Tratado de Kars del 23 de octubre de 1921, fijando las fronteras definitivas entre los países de la región.
Por último, estos acontecimientos marcaron un punto de inflexión en la historia armenia y en la región, dejando secuelas que perduran hasta nuestros días.