Luiza Haykir, una niña armenia que vivía en Estambul, evoca en sus días optimistas momentos felices con su familia. Sin embargo, su vida dio un giro inesperado el 6 de septiembre de 1955, cuando una serie de eventos desataron una tormenta de violencia en la ciudad.
El pasado de la familia Haykir
Los padres de Luiza, Vagarshak y Mannig, llegaron a Estambul huyendo del Genocidio Armenio. A pesar de los desafíos, lograron establecerse en la ciudad y construir su vida. Luiza creció con la sensación de ser privilegiada, pero todo cambió tras el pogromo de 1955.
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El 6 de septiembre, Luiza y su familia se vieron atrapados en medio de la violencia desatada por nacionalistas turcos. La multitud clamaba por la muerte de armenios y griegos, sembrando el terror en la ciudad. Luiza, junto a su esposo Onnig y su hija Mary, vivieron horas de angustia y miedo.
La huida hacia un nuevo comienzo
Tras sobrevivir a la noche del pogromo, la familia Haykir decidió emigrar lejos de Estambul. Sudamérica se convirtió en su destino y, después de un arduo viaje, llegaron a Buenos Aires en busca de una nueva vida. Luiza, Onnig y Mary encontraron en Argentina una oportunidad para empezar de nuevo.
El legado de resistencia
Luiza Haykir, la abuela de la autora del artículo, es un ejemplo de resistencia y valentía. Su historia, marcada por la tragedia y la violencia, es un recordatorio de la importancia de la memoria y la verdad. A través de su relato, se vislumbra la lucha de las minorías por construir un mundo justo y libre de discriminación.
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A lo largo de los años, la familia Haykir ha enfrentado desafíos y tragedias, pero ha sabido mantener viva su historia y su identidad. El pogromo de Estambul, ocurrido hace 65 años, sigue resonando en la memoria de quienes lo vivieron. Es un recordatorio de la importancia de luchar contra el odio y la injusticia, y de buscar la verdad como camino hacia la reparación y la paz.