La Cancillería de Brasil emitió un comunicado el 27 de septiembre en el que manifestó la «gran preocupación» del gobierno brasileño por «el desplazamiento de miles de civiles de origen armenio en la región de Nagorno Karabaj», especialmente «en vista de sus graves implicaciones humanitarias y políticas».
«Brasil considera fundamental garantizar la seguridad de la población residente, así como la protección de sus derechos. También rechaza el uso de la fuerza y la violencia con el objetivo de alterar el estatus político de la región», señaló Brasil. «Sólo las soluciones alcanzadas a través del diálogo y la diplomacia pueden dar como resultado una paz y prosperidad sostenibles para toda la región».
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