El silencio como testigo del Genocidio Armenio
No hubo palabras. No se contó nada. La palabra «turco» desapareció para siempre de sus bocas. Hablar, a veces, equivale a pensar en voz alta. En ese acto, el mundo puede parecer un susurro, quizás uno que queda suspendido en sueños. Pesadillas, en realidad. Después de experiencias emocionales y físicamente traumáticas, muchos sobrevivientes del Genocidio armenio optaron por el silencio. Nunca contaron lo que vivieron. El silencio lo borró.
Del mutismo al recuerdo: la lucha por la memoria
En un intento por mantener vivo el recuerdo del exterminio del pueblo armenio, nos encontramos frente a la barrera del silencio y la negación. Ante la pregunta de si el genocidio realmente ocurrió si no se habla de él, surge la angustia y el trauma como fuerzas dominantes. La relación entre la historia y la filosofía se vuelve compleja en un mundo donde el silencio impone su cultura.
También te puede interesarOficial armenio en Gallipoli: Sarkis TorossianEl impacto del trauma: el silencio como testigo
El silencio post-traumático como evidencia de un dolor indescriptible emerge como un obstáculo para la verbalización del sufrimiento. Sin embargo, silenciar el trauma también es una forma de comunicarlo, aunque de manera implícita. Este mutismo se convierte en un nexo transgeneracional que se traduce en la escritura como forma de testimonio. Las palabras se convierten en la herramienta para narrar lo innombrable y preservar la memoria de los acontecimientos traumáticos.
La voz de la memoria: rompiendo el silencio
Con el correr de las generaciones, la voz de los descendientes de sobrevivientes del Genocidio Armenio se alza para reclamar justicia y visibilidad. El silencio impuesto se quiebra, dando paso a una narrativa que busca rescatar la verdad histórica de lo sucedido. La memoria se convierte en un acto de resistencia contra la negación y la opresión.
La importancia de recordar: preservando la memoria colectiva
Rescatar la memoria del Genocidio Armenio es un acto sagrado y necesario para honrar a las víctimas y evitar que la historia se repita. La omisión y el silencio son armas que los perpetradores utilizan para negar la humanidad de sus víctimas. Mantener viva la memoria es una forma de resistencia y de justicia para aquellos que sufrieron en silencio.
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Periodista
latoutonian@gmail.com