La ciudad de Ani, conocida como la ciudad de las 1001 iglesias, es hoy una ciudadela en ruinas en la parte oriental de Turquía, cerca de la frontera con Armenia. A lo largo de la historia, Ani fue habitada mayormente por armenios y llegó a ser una de las doce capitales históricas de Armenia.
En el siglo X, Ani tuvo una población de alrededor de 100,000 personas, en su mayoría armenias, y se convirtió en una ciudad próspera que rivalizaba con Constantinopla, Bagdad y El Cairo en influencia y esplendor. Fue designada como capital del reino Pakraduní y tuvo una gran importancia como centro comercial en la Ruta de la Seda.
A lo largo de los siglos, Ani sufrió saqueos y terremotos que contribuyeron a su declive. Aunque actualmente es un sitio en ruinas, aún se pueden ver vestigios de su pasado glorioso, como la Iglesia San Gregorio El Iluminador y la catedral de Ani. A pesar de los intentos del gobierno turco de promover una imagen multicultural de Ani, la historia armenia de la ciudad sigue presente en sus monumentos y estructuras.
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