El día domingo 24 de Abril de 2016 quedará grabado en mi memoria para siempre. Rosario amaneció con un clima nublado y ventoso, que parecía reflejar el sentimiento que los armenios de la ciudad conmemorarían al mediodía.
Mientras me preparaba para asistir al tradicional Acto Central, recordaba los diferentes momentos que viví durante los 24 de Abril a lo largo de mi vida. Desde las mañanas de mi infancia en las que faltaba al colegio para asistir al acto, hasta los años en los que salía corriendo de la facultad o del trabajo para llegar a tiempo. Este año, mi esposo Ignacio y yo sumábamos a nuestra hija Paula Kekedjian a la colectividad armenia.
Con emoción, le explicábamos a Paula que, aunque el año anterior había vivido el Centenario desde la panza, este año vería con sus propios ojos su primer acto del 24 de Abril. La llegada de un nuevo miembro a la comunidad armenia siempre tiene un significado especial.
También te puede interesarReencuentro en Rosario: 101 años despuésEn los años venideros, continuaremos educando a Paula y a las nuevas generaciones sobre la historia y la importancia de mantener viva la memoria del pueblo armenio. Conocer la historia nos permite construir un mejor futuro y crear un legado duradero.