A nueve años de su retiro, el expiloto de origen armenio de TC 2000, Gustavo Der Ohanessian
Repasó lo mejor de su carrera en una entrevista en el programa de radio «Ayres de Armenia» y recordó sus inicios en el automovilismo junto a su familia.
Durante la nota, realizada por el periodista Leo Moumdjian, el exdeportista mencionó sus primeros encuentros con el mundo automotor, cuando acompañaba desde muy pequeño a su padre y sus tres tíos en el equipo de karting llamado “Los Califas”, una de las primeras generaciones de kartistas en Argentina.
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Si bien sus inicios como competidor en el karting y la falta de tiempos le impidieron terminar el colegio, sus objetivos claros lo ayudaron a tomar esta decisión: “Mi cabeza estaba solo en correr. Sabía que iba a ser piloto profesional y me llevaba mucho tiempo querer hacerlo bien”.
También recordó sus enfrentamientos contra el histórico piloto de Fórmula 1 Ayrton Senna, cuando ambos corrían en los Campeonatos Sudamericanos de Karting: “En 1979, veníamos peleando la final del campeonato en San Juan con él y nos pasábamos en cada vuelta. Cerca del final tuvimos problemas con los karts los dos y salió campeón el que venía tercero, otro brasileño”.
Logros y desafíos
Su debut como piloto profesional se dio en Fórmula Renault, en 1982, sin embargo, tras algunos años en esa y otras categorías, iba a alcanzar lo más alto de su carrera al llegar en 1987 al TC 2000, una de las competencias más importantes del país.
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Pese a que en 2011 abandonó las competencias, Der Ohanessian tuvo una carrera más en 2014, en el Super TC 2000. Con respecto a su salida como piloto, recuerda: “Dejé de correr porque sentí que había hecho todo lo que tenía que hacer en el automovilismo y me empezaron a ofrecer trabajos relacionados. Lo único que extraño es el hecho de salir el domingo a la pista y ponerme en una largada para correr una carrera”.
Legado y reconocimiento
Años después de su retiro, el piloto todavía recuerda con cariño su carrera, todavía más cuando recibe el reconocimiento de los demás: “Cuando voy a alguna cena, siempre me dicen ‘nosotros nos levantábamos los domingos a ver las carreras’. Eso me da mucha alegría y mucho placer. Hoy con el paso del tiempo me estoy dando cuenta que generaba eso en la colectividad. Siempre me gustó llevar el apellido armenio a lo más alto que pude”.
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