El desafío de aprender armenio: una experiencia personal

Recientemente me encontré con la oportunidad de aprender armenio, un desafío personal que decidí emprender a mis cuarenta y cuatro años. Siendo descendiente de armenios pero sin conocimientos del idioma, tomé la decisión de comenzar este camino. La propuesta de mi amigo resonó en mí de manera positiva y así fue como me uní al Club Vramian para dar inicio a esta nueva etapa.
En este ambiente de aprendizaje, me sorprendió gratamente la diversidad del grupo de alumnos. Hombres y mujeres, jóvenes y adultos, incluso una niña de 8 años, Manuela, formaban parte de nuestras clases. La calidez humana y el interés por la cultura armenia nos unía a todos, creando un ambiente enriquecedor y acogedor.

La maestra, Ana María, fue fundamental en este proceso. Más allá de su labor en la enseñanza del idioma, su manera de transmitir sus experiencias en Armenia y su calidad humana crearon un ambiente propicio para el aprendizaje y el descubrimiento de la cultura armenia.
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A pesar de mi nivel incipiente en armenio, valoro enormemente lo aprendido en estos meses. El contacto con la lengua, la cultura y las tradiciones de mis ancestros ha sido enriquecedor. Estoy ansioso por seguir mi aprendizaje en el próximo año y quizás planificar un viaje a la tierra de mis abuelos para conectar con mis raíces de manera más profunda.
En Uruguay, las comunidades armenias han sabido reconstruirse y establecer lazos con otras colectividades. Invito a todos a sumarse a esta experiencia de aprendizaje y descubrimiento, sin importar su origen, pues el intercambio cultural enriquece a todos los involucrados.
Martín S. Manukian Kerdjelian
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